El proyecto de reapertura de la mina de Touro provocó un movimiento en contra que llegó hasta la ría de Arousa. Cofradías y asociaciones de mejilloneros, agrupados alrededor de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, rechazaron de plano la vuelta a la vida de una explotación que calificaron como «unha bomba de reloxería» para el mar arousano y, por extensión, para quienes de él viven. Aunque el proyecto de la mina fue desestimado por la Xunta al no ver clara su sostenibilidad ambiental, las empresas que lo auspician parecen estar dispuestas a seguir peleando. Y han emprendido un nuevo camino que parece incluir buscar alianzas en el mar: ayer, Cobre San Rafael firmó un acuerdo de colaboración con Parquistas de Carril OPP89, «para la implantación de un sistema de control medioambiental del Río Ulla y su desembocadura en la ría de Arousa, a través de la monitorización de la calidad de las aguas, realizada por la Estación de Bioloxía Mariña da Graña (Universidad de Santiago de Compostela) y con el apoyo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)».

Según explica la empresa a través de un comunicado de prensa, este acuerdo de colaboración forma parte del «plan de sostenibilidad y responsabilidad de la compañía», un programa bautizado como TERRAS «que impulsa acciones que provoquen un impacto positivo en su entorno más próximo». Así, el acuerdo alcanzado con Parquistas de Carril supondrá, dice Cobre San Rafael, «garantizar la calidad de las aguas y la no afectación al río Ulla, y promover acciones que permitan mejorarla». La empresa va más allá y asegura que «se trata, además, de un ejercicio de transparencia, que va a aportar datos contrastados sobre cualquier afección que pudiera detectarse sobre las aguas del Ulla, por parte de cualquiera de las actividades económicas o residenciales que se desarrollan en el entorno de su cauce».

Esa monitorización de las aguas del Ulla supone dar continuidad a un estudio realizado por científicos del CSIC y finalizado en diciembre del 2020, según el cual «la antigua mina de Touro no tiene ninguna afección sobre la calidad de las aguas de la ría de Arousa». Dentro de ese mismo proyecto, bautizado como Ambarulla, se ha procedido también a la « ejecución de obras de limpieza y mejora ambiental del río Portapego, en Touro». «Asimismo, la compañía trabaja en el diseño e implementación de medidas de restauración integral de las aguas de la antigua mina de Touro», continúa el comunicado de la firma.

El acuerdo alcanzado entre la OPP89 y Cobre San Rafael supone, en la práctica, una ruptura evidente de la unidad de acción que, al respecto de la mina de Touro, había demostrado siempre el sector productor de la ría de Arousa. El anuncio de la firma de este convenio, sin embargo, no parece haber sorprendido a todos los integrantes de la PDRA, que mañana mismo tenían previsto analizar en una reunión los pasos a dar por el colectivo tras el recurso presentado por Cobre San Rafael contra la decisión de Industria que parecía dar carpetazo a su proyecto de reapertura.

¿Y qué dice sobre esta inesperada alianza el presidente de la organización de productores en la que se ha convertido la agrupación de parquistas? José Luis Villanueva se limitó a comentar ayer que «é ben sabido que os parquistas levamos moitos anos preocupados pola calidade da auga do Ulla».

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