– A pesar de que en la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía de la UVigo solo hay un 33 % de alumnas matriculadas, tienen un 15 % más de posibilidades de acabar la carrera en cuatro años.

Ingeniería, como la mayoría de las carreras del ámbito de las Ciencias y las Matemáticas muestra todavía grandes diferencias entre el número de alumnos y de alumnas que se deciden a estudiarla. Mientras las chicas tiran más por la rama de la Salud y de la Educación, los chicos tienden hacia otro tipo de profesiones. Así, aunque el porcentaje de alumnas en el sistema universitario español se sitúa en el entorno del 54 %, es decir, en los campus hay más presencia femenina, hay ciertos grados donde la masculina se impone.

Ingeniería es uno de ellos. El porcentaje de alumnas matriculadas en esta titulación en todo el sistema español ronda el 24 %. Esto supone que, por cada tres chicos, hay una única chica en las clases. Sin embargo, en Galicia, se da una particularidad. En la Escuela de Ingeniería de Minas y Energía de la UVigo, que imparte tres titulaciones del ámbito, hay un 33 % de mujeres matriculadas. “Es un dato muy bueno en comparación, aunque sin duda tenemos que seguir mejorándolo, como se ha venido haciendo poco a poco desde que se produjo la adaptación de los estudios al espacio europeo”, nos cuenta a EL CORREO Elena Alonso Prieto, directora de la escuela.

Con todo, para Alonso es un gran orgullo el papel que las alumnas desempeñan dentro de la carrera, ya que obtienen unos rendimientos académicos ligeramente superiores a los de los alumnos. En concreto, apunta que la tasa de graduación –porcentaje de alumnos que termina la carrera en el tiempo previsto, es decir, en los cuatro años para los que se planifican los estudios– es un 15 % superior de media entre las mujeres que entre los hombres.

Y no se trata de un porcentaje aleatorio, sino que “está relacionado con que ya parten con otros indicadores académicos ligeramente mejores”. Por ejemplo, indica que la nota media de ingreso es también ligeramente superior entre las mujeres: en el grado de Recursos Energéticos, las chicas entran con una nota media 0,5 puntos superior a la de los chicos. “Por lo tanto, ya empiezan mejor”, pone de manifiesto la directora.

Por otro lado, la tasa de evaluación –que mide la relación entre las materias a las que se presenta el alumno respecto a en las que está matriculado– se queda en un 77 % en los hombres, mientras que en las mujeres asciende al 80 %. Sin embargo, la tasa de éxito –que mide las asignaturas superadas respecto a en las que está matriculado el estudiante– ya presenta unos valores bastante más similares. Pero la tasa de rendimiento –porcentaje de créditos, o materias, que superan sobre las que están matriculados– es un 3 % superior entre las alumnas.

En conclusión, “el rendimiento académico globalmente es ligeramente mejor entre las mujeres que entre los hombres, lo que se traduce en que la tasa de salida media de mujeres de la universidad también es mejor, así que desde la escuela podemos decir que aunque los estudios están masculinizados, las mujeres no tienen ningún problema en sacarlos adelante incluso con mejores resultados académicos que los hombres”, concluye Alonso.

TRES TITULACIONES DIFERENTES, PERO COMPLEMENTARIAS. Eso sí, para que existan alumnos, tiene que existir demanda, y para que exista demanda, tiene que darse a conocer un sector todavía desconocido en Galicia. En concreto, la directora de esta escuela perteneciente a la UVigo explica que “cuando hablamos de ingeniería de minas el público en general piensa que solo está asociada a la minería”, pero la realidad es que abarca un campo mucho más amplio.

En concreto, las titulaciones se dividen en tres, coherentes entre sí y con el desarrollo del proceso tecnológico: la ingeniería de minas como tal, que pasa por buscar un mineral, extraerlo de la mina y prepararlo para hacer una materia prima que llevar a la industria (para hacer un acero se necesita buscar el hierro y sacarlo de la mina), impactando lo mínimo posible sobre el medio ambiente; la ingeniería de materiales, que pasa por la fabricación de la materia prima (a partir del hierro fabricamos el acero), que cobra gran importancia en el contexto de reciclaje actual (con el ejemplo más claro en la revalorización de la chatarra); y la ingeniería de la energía, basado hasta ahora en la quema de combustibles fósiles (algo que se ve claro en las centrales térmicas) que ahora tiene el reto en la descarbonización y las energías limpias.

Vía: https://www.elcorreogallego.es/galicia/ingenieria-de-minas-un-titulo-masculinizado-donde-las-chicas-obtienen-mejor-resultado-FF11411217?fbclid=IwAR1AKR7a_sApFk3nEUwhO2bCHK_q3xUMt7ipP86tOcA90_z1wP-O2fT0zcw
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